BARCELONA
CONSCIEnT

"No creo en verdades, tampoco relativas, sólo creo en mentiras útiles y absolutas. Creo que todo encuentro humano, por breve y banal que parezca, es sagrado, y por eso mismo decisivo. No porque lo sea a pesar mío, sino porque lo es gracias a mí, a ti, a todo aquel que lo decida.

Creo que las personas que nos encontramos, nos gusten o no, emergen a nuestra consciencia en un momento preciso para revelar algo de nosotros que ellas representan. No me interesa mi juicio sobre ellas, sino lo que ese juicio diga sobre mí.

Creo que no podemos conocer a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, pero podemos conocer, desarrollar o transformar nuestras relaciones. Creo que todo lo que en apariencia hagamos con ellas lo haremos a su vez dentro de nosotros, que es donde realmente acontecen.

Creo que nadie puede ayudar a nadie, pero que todos podemos sernos de ayuda. Creo que tu individualismo es lo más generoso hacia mí, lo que me ofrece la posibilidad de recibir exclusivamente algo que goces dando, que es lo único que sabrás dar, lo único que aceptaría, lo único que gozaría recibiendo. Creo que los sacrificios son contratos que obligas a firmar a otros sin hacerles conscientes, falsificando su firma.

Creo que intentar ayudar a quien no te lo ha pedido es una forma deshonesta de pedirle ayuda, y que no hacemos ningún favor aceptando esa ayuda, alimentando ese orgullo.

Creo que no ayudar a quien te lo ha pedido es rehuir cobarde una confrontación con tus propios problemas, simbolizados en los problemas aparentemente ajenos que, como una ofrenda, se te presentan.

Creo que cuando vienen a pedirte ayuda, están ofreciéndotela sin saberlo, y que al prestar la ayuda que te piden, te prestas la ayuda que más necesitas. Y es por ayudarte por lo que ayudas en lo profundo al otro, no por pretender ayudarlo.

Creo que cuando alguien cree buscar a otro para que lo ayude, lo que hace es utilizarlo para ayudarse a sí mismo. Elegimos a quien sabemos que dirá o hará aquello que nos ilumine, aunque duela, aunque lo detestemos por ello o nos parezca imbécil, aunque tardemos en comprenderlo. Nadie puede salvarnos, nadie puede dañarnos, siempre somos nosotros dirigiendo la orquesta, fingiéndonos instrumentos.

Creo que ayudarte a ti mismo consiste a veces en rechazar a quien te pide ayuda, en no dejarte utilizar. Creo que esa honestidad es lo único que ayuda al otro, piense lo que piense de ti, haciendo así que descubra que no depende de tu ayuda. Creo que sólo puedes ser de ayuda cuando no te importa lo que piensen de ti, cuando no quieres retener amigos, o pacientes, o discípulos, o gente a tu alrededor que admire tu supuesta bondad.

Creo que en el futuro ya hemos confiado en el encuentro que sucede, y aunque lo creamos azaroso o involuntario, lo habíamos elegido ya por aquel entonces en secreto, y ahora lo desplegamos ante nosotros.

Creo que el otro nos sirve para proyectar en él lo que nadie nos enseñó a ver en nosotros, o lo que aún no tenemos el valor de ver. Creo que podemos utilizar esa proyección para encontrar lo que sin ese encuentro quizás no hubiésemos encontrado.

Lo que te sea útil, el sentido de cada encuentro con el otro, será una creación tuya, pero el encuentro en sí es una co-creación de ambos, una obra de arte conjunta. Creo que toda ayuda es mutua, y que toda toma de consciencia personal es para todos.

Dicen que Buda dijo que la verdad es lo que da resultado. En mi experiencia, estas son algunas de mis decisiones más útiles a la hora de abordar el encuentro con ese aparente otro. Optar por una creencia, practicarla a sabiendas y con firmeza, la convierte en un saber".

(David Testal)