Volver a casa

Cuanto más lejos marchas de "Casa" (de ti mismo), más difícil piensas que es volver. Intentas hacer todo lo posible para volver a encontrarte pero vas en contradirección; cuanto más haces para encontrarte, más te alejas de Tí.

Y un día, de repente, sin planearlo ni siquiera buscarlo, la puerta del corazón se abre y recuerdas que estás donde tienes que estar haciendo lo que tienes que hacer, y que nunca has dejado de estar ni de hacerlo.

Siempre ha sido perfecto incluso cuando no has sido capaz de ver la Perfección.

De repente, recuerdas lo que Tú mismo decías antes de irse de casa: "todo es perfecto, no debes hacer nada en concreto, sólo aceptar y disfrutar de lo que hay ahora, en este momento, tal y como es; así de sencillo".

"Así de sencillo", te has repetido a ti mismo infinitas veces mientras vagabas perdido en la complejidad de ti mismo. Pero en ese instante llamado "de repente", la complejidad deviene la sencillez replegada sobre sí misma, muerta de risa.

Volver a Casa. Es muy sencillo: Nunca has dejado de estar.

El día en que la ciencia pueda siquiera intuir de lejos esta sencillez, habremos por fin salido de esta "yuga", de nuestro laberinto de sombras colectivo.

Mientras tanto, hay quien se ríe de ello. Otros lo niegan. Y pocos avanzan entregados por el Camino sencillo.