Daniel Odier
Daniel Odier se convirtió en discípulo de Kalou Rinpoché en 1968. Siguió sus enseñanzas y recibió la transmisión del Mahamudra. Tempranamente fascinado por el Chan (el zen chino de los origenes) estudió la cercanía del Chan y del Tantra, inspirado por los trabajos del eremita chino Chien Ming Chen al cual halló en Kalimpong en 1968.
Algunos años más tarde, durante un retiro en el Himalaya, Daniel sigue las enseñanzas de su maestra de Cachemira, la yoguini Lalita Devi, de la cual recibirá asimismo la transmisión del Mahamûdra y de las enseñanzas místicas más profundas de las escuelas Pratyanhijnâ y Spanda de la tradición Kaula.
Daniel ha enseñando tantrismo y budismo en varias universidades americanas antes de fundar el centro Tantra/Chan en París en 1995. En el 2000, disuelve éste centro con el fin de alentar la práctica independiente y realiza actualmente seminarios en todo el mundo.
Sus libros sobre el tantrismo, traducidos en doce idiomas, tratan los aspectos más profundos de la vía del tantrismo shivaïta y del CHan. En el 2002, Daniel recibe de Kosen Sensei la orden de la tradición Sôtô Zen.
En el 2004, en China, recibe la transmisión del linaje de Zhao Zhou (778-897) del Gran Maestro Chan (Zen) Jing Hui, heredero del dharma de Xu Yun. Daniel reúne así en sus enseñanzas las dos vías que le han conmovido más profundamente. Propone un budismo laico conectado directamente con la realidad cotidiana, tocando la esencia del CHan fuera de las formas clásicas de la toma de refugio, los votos y otros compromisos formales. La práctica se centra en la meditación al estilo Zhao Zhou, periodos de meditación alternados con la caminata viva y libre, en la sola presencia.
Ningún camino espiritual ha sido tan erróneamente interpretado por la cultura occidental de la nueva era como el Tantra.
El neo-tantra es una creación americana de los años 60 influenciada por las terapias californianas de la época y las prácticas energéticas violentas de esa época. El Tantra de Cachemira, creado por las yoguinis y los yoguis de principio de nuestra era, es una práctica suave y poderosa, mística ante todo, fundada en el antiguo Tantra del Valle del Indio. También es una de las cumbres de la filosofía no dual representada por Abhinavagupta en el siglo X.